La actual crisis sanitaria evidentemente ha causado serios problemas para la población. El confinamiento, las dificultades de desplazamiento, la incertidumbre, la falta de trabajo, entre otras, son problemas que aquejan a muchos, pero que se ven agudizadas en la población más vulnerable.

En el caso de las niñas, niños y adolescentes que se encuentran en residencias de protección, las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias implicó que se decretara cuarentena obligatoria para ellos desde el 16 de marzo de 2020, esto con el fin de disminuir al máximo los contagios al interior de estas instituciones.

Como consecuencia de estos protocolos, los NNA han debido estar alejados físicamente de sus familias y amigos. En el caso de los equipos de intervención directa, se ha debido trabajar con sistema de turnos, apoyando la gestión con teletrabajo, reduciendo la circulación de personas al interior de la residencia y evitando así posibles contagios.

Las familias de los NNA también se han visto afectadas. La gran mayoría pertenecen a grupos socialmente vulnerables, por los que los largos meses de pandemia los ha afectado aún más en términos económicos y emocionales. Han estado más expuestos a situaciones de estrés a los que normalmente experimentan en su vida.

Lo anteriormente descrito, trajo consigo una serie de dificultades:

  1. Un esfuerzo adaptativo importante para los equipos de intervención directa que trabajan en las residencias. Quienes anexan a sus propias experiencias de vida en pandemia, el desafío de realizar su trabajo desde la virtualidad, intentando romper el paradigma de la labor psicosocial basada en el cara a cara, en lo presencial y cercano.
  2. Brindar contención y acompañamiento a los NNA y sus familias en medio de una crisis sanitaria, desde la virtualidad.
  3. Buscar nuevas estrategias y/o adaptar los objetivos para continuar con los planes de intervención y sus propios procesos de resignificación y revinculación. 

¿Cómo fue posible enfrentar estas problemáticas y dar continuidad al trabajo terapéutico desde la virtualidad? Te presentamos 15 buenas prácticas que permitieron dar continuidad a los procesos intervención y que surgieron de un gran trabajo adaptativo de los equipos psicosociales.